La reducción del grosor de la capa helada en algunos lugares alcanzó hasta 49 centímetros
La masa total de hielo en el Ártico ha disminuido, según datos concluyentes obtenidos por satélite. Esta reducción, que en algunos lugares ha sido de hasta 49 centímetros, se produjo el pasado invierno, después de varios años de observación que indicaban un espesor constante, indica la investigación realizada por un equipo del University College de Londres.
El trabajo sugiere que esta pérdida de agua helada que cubre el Ártico podría significar que se ha alcanzado un "punto de no retorno". Así, el completo deshielo, situado por algunas proyecciones hacia 2080, podría incluso anticiparse a 2030-2040. Si bien se da por hecho que el calentamiento global está detrás de ese efecto, el estudio no se ha pronunciado sobre las causas de que mientras en el periodo 2002-2006 el grosor del hielo permaneció bastante constante durante los inviernos, en 2007 se constató un "desplome".
Los investigadores detectaron que el volumen de hielo en el Ártico alcanzó su tamaño más pequeño en septiembre del año pasado, cuando se extendió sobre un área de sólo 4,1 millones de kilómetros cuadrados, batiendo el récord anterior de 5,3 millones medido en 2005. De esta forma, el pasado invierno el hielo había reducido su espesor una media de 26 centímetros respecto a las medidas de los últimos años. La mayor pérdida se produjo en la zona occidental del Ártico, donde el grosor llegó a disminuir 49 centímetros.
Mayor exactitud del satélite
Las mediciones tomadas por submarinos o aviones están limitadas en el tiempo y el espacio, según destacó Katherine Giles, responsable de la investigación. Sin embargo, las proporcionadas por el altímetro-radar a bordo del satélite de la Agencia Europea del Espacio aportan datos más fidedignos y generales, añadió la científica. Ello se debe a que el hielo se puede redistribuir, con un incremento de la cantidad de agua entre los bloques y la acumulación de hielo contra la costa. "Con los datos del satélite conseguimos cubrir todo el océano Ártico, no sólo el centro, y de modo continuo", afirmó Giles.
Las mediciones se obtienen mediante ondas electromagnéticas que lanza el altímetro del satélite contra el hielo, que después son reflejadas y captadas de nuevo. El tiempo que esas ondas tardan en cubrir el trayecto es el que permite medir la altura de la masa helada que emerge del agua en los diferentes puntos escogidos. Al ser ésta la décima parte del volumen total, entonces se puede calcular el grosor en ese lugar concreto.
La masa total de hielo en el Ártico ha disminuido, según datos concluyentes obtenidos por satélite. Esta reducción, que en algunos lugares ha sido de hasta 49 centímetros, se produjo el pasado invierno, después de varios años de observación que indicaban un espesor constante, indica la investigación realizada por un equipo del University College de Londres.
El trabajo sugiere que esta pérdida de agua helada que cubre el Ártico podría significar que se ha alcanzado un "punto de no retorno". Así, el completo deshielo, situado por algunas proyecciones hacia 2080, podría incluso anticiparse a 2030-2040. Si bien se da por hecho que el calentamiento global está detrás de ese efecto, el estudio no se ha pronunciado sobre las causas de que mientras en el periodo 2002-2006 el grosor del hielo permaneció bastante constante durante los inviernos, en 2007 se constató un "desplome".
Los investigadores detectaron que el volumen de hielo en el Ártico alcanzó su tamaño más pequeño en septiembre del año pasado, cuando se extendió sobre un área de sólo 4,1 millones de kilómetros cuadrados, batiendo el récord anterior de 5,3 millones medido en 2005. De esta forma, el pasado invierno el hielo había reducido su espesor una media de 26 centímetros respecto a las medidas de los últimos años. La mayor pérdida se produjo en la zona occidental del Ártico, donde el grosor llegó a disminuir 49 centímetros.
Mayor exactitud del satélite
Las mediciones tomadas por submarinos o aviones están limitadas en el tiempo y el espacio, según destacó Katherine Giles, responsable de la investigación. Sin embargo, las proporcionadas por el altímetro-radar a bordo del satélite de la Agencia Europea del Espacio aportan datos más fidedignos y generales, añadió la científica. Ello se debe a que el hielo se puede redistribuir, con un incremento de la cantidad de agua entre los bloques y la acumulación de hielo contra la costa. "Con los datos del satélite conseguimos cubrir todo el océano Ártico, no sólo el centro, y de modo continuo", afirmó Giles.
Las mediciones se obtienen mediante ondas electromagnéticas que lanza el altímetro del satélite contra el hielo, que después son reflejadas y captadas de nuevo. El tiempo que esas ondas tardan en cubrir el trayecto es el que permite medir la altura de la masa helada que emerge del agua en los diferentes puntos escogidos. Al ser ésta la décima parte del volumen total, entonces se puede calcular el grosor en ese lugar concreto.
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