Un gen que estuvo "muerto" durante mucho tiempo volvió a la vida en algún momento de la evolución del linaje de grandes simios y humanos, hace unos veinte millones de años, y hoy desempeña una función muy relevante en la lucha inmunológica contra organismos patógenos.
Así lo afirma un equipo investigador de la Universidad de Washington y del Howard Hughes Medical Institute en la revista "PLoS Genetics".
El "gen de la lucha de la infección", el IRGM, se encuentra en el genoma del ser humano, del chimpancé, del gorila y del orangután, entre otras especies.
La comunidad científica sabe desde hace tiempo que tiene una fuerte participación en el sistema inmunológico, en concreto en las rutas metabólicas de defensa.
Frente a otros mamíferos, como los roedores que tienen tres copias del gen, el ser humano y los grandes simios sólo poseen una copia, ubicada en el cromosoma 5.
En los roedores, el gen está activo desde hace 80 millones de años.
En la primera etapa de su evolución, los primates tenían múltiples copias de ese gen que fueron perdiendo hasta quedarse con un único ejemplar
La última copia del gen "murió" en un antecedente común de las especies de monos del "nuevo" y el "viejo mundo" hace unos 50 millones de años, pero siguió heredándose a lo largo de miles de años.
Las especies de monos pequeños, cuya separación de los humanos tuvo lugar bastante antes que la de humanos y grandes simios, tienen por tanto una copia del gen que está inactiva, "silenciada", "muerta".
En un ancestro común de los pequeños monos y los grandes simios la parte promotora del gen, esa que comienza el proceso de transcripción genética, se modificó debido a movimientos en el genoma, haciendo que desapareciera su utilidad.
Sin embargo, hace alrededor de 20 millones de años, un elemento móvil del genoma (son trozos de ADN que se copian a sí mismos en distintas localizaciones) se puso delante del gen inactivo, justo en el lugar donde faltaba el elemento promotor, y lo "resucitó".
Fuente: EFE
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