27 de julio de 2008

El tráfico de especies representa la mayor amenaza global para la fauna después de la destrucción del hábitat.



Este comercio que afecta por igual a especies de animales y plantas puede ser legal, pero en buena parte se realiza de forma incontrolada e insostenible y produce notables daños ambientales.

En principio se comercia tanto con animales vivos, normalmente para venderlos como mascotas o exhibirlos en exposiciones. Aunque la práctica más frecuente es el tráfico de pieles, huesos, colmillos o determinados órganos, bien para vestimenta, decoración, medicina tradicional oriental o incluso puede ser un comercio orientado a la alimentación como es el caso de ciertas pesquerías.

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